El síndrome de Tourette, descubierto en 1885, se caracteriza por un
exceso de energía nerviosa y una gran abundancia y profusión de ideas y
movimientos extraños (tics, espasmos, muecas, etc…); este síndrome en
sus formas “superiores” afecta a todos los aspectos de la vida
instintiva, imaginativa y en sus formas “inferiores” afecta la
impulsividad y movimientos anormales.
Para Guilles de la
Tourette, el inventor de este síndrome, y para sus amigos el síndrome
constituía una posesión del individuo por instintos e impulsos
primitivos. En esos años surgieron muchas personas con este síndrome,
para unos era benigno y para otros malignos porque quedaban poseídos.
Siempre había sido muy amplia (unía lo orgánico y lo psíquico) pero
cuando cambiaron de siglo pasó a ser una neurología sin alma y una
psicología sin cuerpo, con ello desapareció la posibilidad de aclarar el
síndrome de Tourette y también dicho síndrome, la gente ya casi lo
nombraba, algunos médicos decían que era mítico y otros ni sabían de su
existencia.
También se olvidó la enfermedad del sueño, ambos
tenían en común la rareza de los actos de aquellos individuos que lo
padecían. La enfermedad del sueño adopta a veces unas formas
hipercinéticas o frenéticas se trata de que los pacientes solían
manifestar, al principio de la enfermedad, una agitación creciente de la
mente y el cuerpo, movimientos violentos, tics…después, e apoderaba de
ellos un sino contrario, un “sueño” similar al trance que lo abarcaba
todo.
Cuarenta años más tarde el Dr. Sacks administró L-Dopa a
los pacientes con la enfermedad del sueño o postencefalitis. La L-Dopa
los trasformó: primero los “despertó” haciendo pasar del estupor a la
salud, luego se vieron empujados hacia el otro extremo, los tics y el
frenesí.
En 1971, el Washington Post habló con el Dr.
Sacks sobre esos pacientes y el Dr. Sacks le dijo que tenían tics, esto
hizo que publicasen un artículo donde hablaban de los tics, y este
artículo hizo que al Dr. Sacks le llegasen muchas cartas de pacientes
con tics pero sólo aceptó Ray.
El Dr. Sacks vio un día después a
tres personas por las calles de Nueva York con este síndrome. Al día
siguiente vio a dos más, este hecho le hizo pensar que la enfermedad era
bastante común. En 1974 e formó la Asociación del Síndrome de Tourette
con cincuenta miembros y en tan sólo siete años después ya eran varios
millares de miembros, este aumento se debió a que los pacientes, los
parientes y los médicos “divulgaron” la noticia, se estudió el lenguaje
corporal, la gramática, la estructura lingüística de los tics…
Todo
lo descubierto en los últimos diez años es una confirmación de las
intuiciones de Guilles de la Tourette. Él decía que el síndrome tiene
realmente una base neurológica orgánica. El “ello” del síndrome de
Tourette, del parkinsonismo y de la corea es un reflejo de lo que Pavlov
llamó “la fuerza ciega del subcórtex”, un trastorno de esas partes
primitivas del cerebro que gobiernan la “marcha” y la “dirección”. El
paciente de síndrome de Tourette constituye una especie de “eslabón
perdido” entre cuerpo y mente, parece ser que tienen en el cerebro un
exceso de transmisores excitantes. A los pacientes frenéticos y
tourétticos se les tenía que reducir su dopamina mediante la droga
Haloperidol (Haldol).
En el cerebro de la víctima del síndrome de
Tourette hay cambios como un trastorno que puede alterar la
personalidad. El Haldol podría ser la solución para este síndrome pero
ni él ni ninguna droga puede ser la solución. Cuando un paciente del
síndrome de Tourette canta, juega o actúa se libera de su síndrome, en
esto el “yo” triunfa y reina sobre el “ello”.
El Dr. Sacks le
mandó una carta a Luria contándole de qué trataba la enfermedad y éste
le dijo que este síndrome era de tremenda importancia.
Un día
llegó Ray a la consulta, padecía el síndrome de Tourette desde que tenía
cuatro años y ahora tenía veinticuatro años, había ido al colegio, a la
universidad, estaba casado, tenía amigos. Sus múltiples tics de extrema
videncia hicieron que le despidiesen de varios trabajos y había puesto
en peligro su matrimonio. Ray tenía mucha sensibilidad musical. El
síndrome constituía una ventaja en diversos juegos, él se sentía libre
cuando cantaba, cuando nadaba…
El Dr. Sacks le recetó un cuarto
de miligramo de Haldol tres veces al día. Ray volvió a la semana con el
ojo morado y la nariz rota, el Haldol lo había desequilibrado por
completo, alterando su velocidad, su ritmo, sus reflejos increíblemente
rápidos. Muchos de sus tics, lejos de desaparecer, se habían hecho
simplemente lentos, y enormemente prolongados. Ray estaba decepcionado y
le dijo al Dr. Sacks que si él le quitaba lo tics que quedaría de él ya
que solo está formado por esos tics, hablaba de él en tercera persona
como Ray el ticqueur ingenioso, no sabía si los tics eran un don o una
maldición, y que no podía concebir la vida sin el tourettismo. El Dr.
Sacks recordó a otros pacientes y le propuso que se viesen una vez por
semana durante tres meses. En ese tiempo intentaron imaginar la vida sin
tourettismo, investigaron lo que la vida le podía ofrecer sin las
atenciones y atracciones del síndrome, examinaron el papel y la
importancia de la económica que tenía para él el síndrome y cómo podría
arreglárselas sin él, después probaron el Haldol y Ray se vio libre de
tics y sin efectos secundarios durante nueve años.
Ray no se sentí preparado para vivir sin esos tics, pero esos tres meses le sirvieron de mucho.
Él
ahora disfruta d una amplitud y una libertad que jamás habría creído
posibles, su matrimonio es feliz y estable, es padre, tiene buenas
amistades, desempeña un papel importante en su comunidad local y ostenta
un puesto de responsabilidad en el trabajo, aunque tiene problemas que
son inevitables teniendo tourettismo y administrándose Haldol. Ya no
disfruta con lo juegos de antes porque ahora es más lento y parsimonioso
en sus movimientos, es menos competitivo, menos travieso y retozón; ha
perdido el impulso, o la gracia, de los movimientos súbitos “frívolos”
que cogen a todo el mundo por sorpresa. Ha perdido sus obscenidades, su
descaro grosero, su chispa, ha llegado a creer que está perdiendo algo.
Ray decidió que el Haldol sólo lo tomaría la semana laboral y los fines
de semana no lo tomaría. De esta manera habían dos Rays, uno sobrio,
cavilador y pausado de lunes a viernes, y otro frívolo, frenético e
inspirado los fines de semana.
Ray dice que los que padecen
Tourette no son libres, porque cuando padeces este síndrome es como ir
borracho todos los días y si tomas Haldol pues es ir erio siempre. Él
dice que las personas “normales” tenemos un equilibrio natural, y ellos
han de sacar el máximo partido de un equilibrio artificial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario