jueves, 7 de marzo de 2013

Capitulo 16: Nostalgia incontinente

El doctor Sacks llegó a calificar a la L-Dopa como “una especie de máquina del tiempo extraña y personal”. El Dr. Sacks se puso a escribir la historia de una paciente que se llamaba Rose R. y pensó menos en términos de “reminiscencia” y más en términos de “obstrucción” esta señora no había pasado nunca del año 1926; pronto se acordó en los términos que escribía Harold Pinter describiendo a “Deborah” en A Kind of Alaska, que contaba lo siguiente:
«Uno de los efectos de la L-Dopa administrada en los pacientes posten_
cefalíticos, es la reactivación de síntomas y pautas de conducta presentes en una etapa muy anterior a la enfermedad, pero “perdidas” después. Hemos comprobado el retorno y la reactivación de recuerdos, sueños “olvidados”» después ponía el ejemplo de una señora mayor, de sesenta y tres años, que tenía parkinsonismo postencefalítico progresivo desde los dieciocho años, llevaba hospitalizada desde los veinticuatro años en un estado de “trance” oculogírico casi continuo. La L-Dopa produjo en ella un alivio logírico, permitiendo que el movimiento y el habla fuesen casi normales. Pronto siguió una agitación psicomotora con potenciación de la libido. Este período se caracterizó por nostalgia. Esta señora pidió una grabadora y grabó innumerables canciones obscenas, chistes, versos “picantes”…. Estos estaban animados con alusiones repetidas a acontecimientos de la época, evocaban un mundo del pasado. La paciente decía: «es increíble; no puedo entenderlo; hace más de cuarenta años que no oía esas cosas ni pensaba en ellas; pero ahora recorren sin cesar mi pensamiento». El aumento de la agitación les obligó a reducir la dosis de L-Dopa, y con ello la paciente,
“olvidó” instantáneamente estos recuerdos lejanos y nunca volvió a ser capaz de recordar un solo verso de aquellas canciones que había grabado.
La reminiscencia forzada es bastante común en los ataques de jaqueca y de epilepsia, en los estados psicóticos e hipnóticos y como reacción al potente estímulo mnemónico.
Penfield y Perot han podido evocar recuerdos estereotipados estimulando puntos epileptogénicos del córtex, y han deducido de ello que los ataques que se producen de modo natural en esos pacientes, o los inducidos artificialmente, activan “secuencias de recuerdos fosilizada” en el cerebro.
Pero Harold Pinter y sus compañeros creen que su paciente tiene almacenado un número casi infinito de rastros de memoria “latentes”, algunos pueden reactivarse en condiciones especiales. Creen que estos rastros están grabados indeleblemente en el sistema nervioso y pueden subsistir indefinidamente en estado de suspensión debido a la falta de estímulo o bien debido a una inhibición positiva. En cambio, dudan de que pueda decirse en rigor que los recuerdos de su paciente hubiesen estado
simplemente “reprimidos” durante su enfermedad, y se “desreprimiesen”
luego debido a la L-Dopa.
La reminiscencia forzada parecía ser una excitación, mientras que la reminiscencia incontinentemente nostálgica de la vejez y a veces de la embriaguez, parece más próxima a una desinhibición y un descubrimiento de estros arcaicos. Estos estados pueden “liberar” recuerdo, y todos ellos pueden conducir a una re-experimentación y una re-presentación del pasado.

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